HERALDO DE ARAGÓN. 15 de diciembre de 2002.

MODELAR EL ESQUELETO DEL HORMIGÓN.

Marta Remiro

Ferrallista es el operario encargado de doblar y colocar el redondo de hierro para formar el esqueleto de una obra de hormigón armado. La labor de la empresa Serecon 97 está orientada a dar todo tipo de servicio a esos ferrallistas y talleres de ferralla. Javier Jiménez, gerente y promotor de la compañía, decidió hace cinco años probar fortuna en esta actividad. Así que decidió abandonar su condición de asalariado y pasar a convertirse en autónomo primero y en empresario posteriormente. Tuvieron mucha suerte porque obtuvieron beneficios desde el primer año.

Javier Jiménez y su esposa(responsable financiera de la empresa) están satisfechos con lo conseguido hasta ahora, pese a que han tenido y tienen que trabajar duro. En España han conseguido el 80% del mercado de la ferralla. Además de dar servicio técnico y mantenimiento a las máquinas de ferralla de la marca Schnell, ofrecen a los talleres un amplio catálogo de productos y utillaje. Se han animado a fabricar utillaje y pequeña maquinaria propia, a distribuir productos específicos, a hacer adaptaciones de máquinas que sus clientes les piden…

Su objetivo es continuar con la trayectoria mantenida hasta ahora, pero son conscientes de que es difícil copar más mercado. En Aragón es la única empresa que se dedica a esta actividad, por lo tanto, su competencia se encuentra en el País Vasco y Cataluña.

Los empleados son prácticamente jóvenes. Javier Jiménez explica que una máquina de ferralla parada paraliza un taller y, por ello, tienen que hacer todo lo posible para minimizar esos tiempos muertos.

 

 

OPINIÓN PERSONAL.

En mi opinión pienso que esta empresa puede seguir su labor durante varios años más ya que es la única empresa existente de este tipo en Aragón. Y al ser la única empresa de nuestra comunidad autónoma no tiene apenas competencia. Pero tienen que hacer todo lo posible para que no creen empresas de este tipo en las comunidades limítrofes porque sino esta empresa se vería muy afectada ya que perdería clientela y no obtendría los suficientes beneficios para cubrir sus propios costes.

Esta empresa no tiene un número elevado de empleados pero los que tiene son jóvenes, es decir, son menores de 35 años. Y esto hay que tenerlo en cuenta porque si la empresa un día quiebra estos empleados quedarán en paro, pero no tendrán mucha dificultad para encontrar un nuevo trabajo ya que son jóvenes y tienen experiencia.

 

                            Marta Remiro. enero-2003